para tí mi bloger amig@
¿Conoces
la dirección de tu facultad? ¿Tomas en cuenta qué vehículo coger para llegar de
forma más fácil y accesible a ese lugar?
¿Te has puesto a pensar que hace que los alumnos de la UNAP asistan menos
a clases en días calurosos o lluviosos? ¿Qué/dónde comen los estudiantes universitarios? Las
interrogantes que a manera de introducción abren a este humilde editorial son
algunas de las preguntas que algún curioso estudiante de antropología social podría hacerse, partiendo desde la observación
de su entorno para llegar de alguna
manera hacer uso de otras ciencias que fortalezcan a su curiosidad, y me refiero en este caso a la Geografía.
Las
preguntas planteadas al inicio, abren la reflexión sobre el espacio en el que
nos movemos, los grupos a dónde
pertenecemos, los servicios que utilizamos, y hasta la forma en el que
compartimos nuestro tiempo para conversar y comer. Esta editorial no pretende
explicarte las raíces históricas de estas dos grandes ciencias como la
Antropología y la Geografía. Más bien, invita a la contemplación sobre la
geografía y el uso apreciado que se le da como ciencia auxiliar para el que
hacer antropológico.
La
geografía como “ciencia de la tierra”, dibuja de manera gráfica nuestros
lugares y de una forma amplia estudia los espacios terrestres, las sociedades
que habitan en ella, los territorios, los paisajes, los lugares y también las
regiones. Es una ciencia que se sirve de muchas ciencias auxiliares y sería muy
revolucionario definirla, puesto que está en el limbo de las ciencias naturales
y las ciencias sociales. Se clasifica en
dos grandes ramas como la Geografía física y la Geografía humana (este último podría llamársele una antropología geográfica
o antropogeografía acuñada por el geógrafo Frederic Ratzel (1844-1905)) La antropología como ciencia de
estudio del hombre desde un enfoque cultural y/o social se ha servido de la
geografía en gran manera, prueba de ello podemos citar a sus más grandes
representantes de las distintas escuelas: la norteamericana, la francesa y la
inglesa; Franz Boas (quién tuvo mucho
interés en la geografía y que a su vez estableció una conexión entre la
geografía cultural y la antropología optando y abrazando más a la segunda) , también
Levi-Straus y hasta el mismo Malinoswki quien
a partir de sus trabajos monográficos especialmente en su célebre libro “Los
Argonautas del Pacífico” describe sus lugares, haciendo uso de métodos
geográficos. Por ende, podemos decir que la geografía está de una manera
omnipresente en la antropología, especialmente en el trabajo de campo en el
hacer etnográfico. A eso la prioridad del antropólogo en realizar la tarea previa y levantar la mayor información
posible del lugar (clima, distancia, caminos, tipos de suelos, ecología, tipos
de bosques, fauna, plantas, animales, etc) antes de visitar su espacio de
estudio.
Habiendo
entendido sobre la importancia de la geografía en el rubro de la antropología,
es momento de reflexionar sobre la formación académica que los estudiantes de
la UNAP de antropología social cómo están llevando su formación. ¿Qué tan
preparados y conscientes son los estudiantes de antropología social de la UNAP en el uso de la geografía y otras
ciencias auxiliares? ¿Por qué muchos docentes se rehúsan a hacer trabajo de
campo? ¿Cuál es el fin real de hacer trabajo de campo? ¿Existe acaso un método
etnográfico que se haya trabajado desde los docentes acorde a la realidad
amazónica? ¿Qué tan conscientes somos estudiantes y docentes del lugar donde se
imparten y se reciben las clases? ¿Tiene la escuela de antropología social su
lugar? ¿Cuál es el lugar de la escuela de antropología social ante la sociedad
amazónica? ¡Que tanto hemos aportado a
su entendimiento? Muchas preguntas por responder, dejemos las conciencias de
los estudiantes y docentes florecer desde
las dudas.
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