Mi flor se marchitó,
Cuando apenas comenzaba a florecer.
¡Mucha lluvia!
¡Mucho sol!
¡Mucho amor?
Terquedad e inmadurez mía, la mató.
Creí conocerla cuando de rojo se viste los corazones.
¿A caso soy estúpido?
El vestido que utiliza es Azul,
Pero todo en ella me parece color de amor.
Llevo tanto tiempo sentado en el patio.
L hierba se ha vuelto amarilla y pálida;
Aquel cedro fuerte, sí,
Ese que guardaba mis más apasionados recuerdos.
Ahora se encuentra humillado entre los musgos y helechos.
¡Tengo vida!
Voz opaca se deja oír el germinar de las semillas.
Si el brote de nuestras virtudes fueran a la luz de nuestras acciones,
El mundo fuese mucho mejor,
Nuestro amor una realidad.
En el inmenso Amazonas,
He añorado conocerte.
A orillas del caudaloso e inmenso río,
He visto tu silueta desaparecer.
Entre el mágico bosque,
He escuchado tu melodiosa voz.
En el crepúsculo vespertino amazónico,
He sentido el calor de tu cuerpo excitado,
Al rozar tu esbelta masa.
Me decías en el clímax de la noche
¡No quiero perderte!
Anhelo interminable en mi corazón.
Me resistía,
No aceptaba tu existencia,
Puesto que todo de ti es sublime, perfecto, dulce, noble, sincero e inocente.
No exagero.
Todo ello son las causas de mi adicción a ti,
Sí, mi dependencia de tu sustancia.
ME negaba a creer que la quimera de mi universo, pudiese crearte,
Pero nuestro lecho en el edén es la prueba de nuestra unión.
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