GOODMAN :): “Iquitos: La Perla del amazonas”

para tí mi bloger amig@

(…) está bastante claro

Donde estás y donde

Estoy.

Se por primera vez

Que tendré fuerzas

Para construir contigo

Una amistad tan piola,

Que del vecino

Territorio del amor,

Ese desesperado,

Empezarán a mirarnos

Con envidia,

Y acabaran organizando

Excursiones

Para venir a preguntarnos

Cómo hicimos.

Federico Garcia Lorca “Lovers go Home!”

¿Expediciones hacia la selva? ¿La tierra de la “Canela y el Dorado”? Nuestros abuelos pensaban de esta manera, Una sinfonía de oralidad mística, criaturas fabulosas y biodiversidad real: en esta tierra incógnita no había indicios de civilización humana, Una isla llamada “la perla” del Amazonas. ¿Una ciudad con construcciones majestuosas de un apogeo que ya fue? Inquietantes monumentos que manifestaban más de nosotros mismos que de lo que efectivamente pasa en su día a día.

En la búsqueda de nuestra retórica ¿Es necesario conocer esa realidad de una ciudad que surge entre la inmensa jungla?

Muchos fueron los afanes de los “conquistadores” o simplemente diríamos extranjeros que se impusieron sobre los nativos de la jungla, que aún se mantienen en resistencia, resistencia para que algunas culturas triviales se mantengan aún en vidas, vale la pena intentarlo. Viajes hacia la inmensa selva eran y son las inquietudes que movieron a corazones corajudos de los europeos al venir a la Amazonía, excursiones entre el verdor y golpes de ramas de los arbustos, caminos fangosos entre lianas e imponentes árboles, paisajes de añoranzas y zancudos succionándote hasta la última gota de los tuétanos, por así decirlo, era la avaricia, y el anhelo de hacer un sueño “americano” fuera de los Estados Unidos; ese país de la “canela” y esa tierra del “dorado” que movió a Gonzalo Pizarro (Hermano de Francisco Pizarro gobernador del Perú) salir de Quito en 1539 en búsqueda de “el dorado”, junto a francisco de Orellana, siendo el segundo quién más tarde descubriera el “Paranaguazú” “gran rio mar” (el Rio Amazonas), el 12 de febrero de 1542. Tiempo después en 1938 un explorador portugués, Pedro Teixeira invirtió la ruta que hizo Orellana, por el rio Napo hasta llegar a Quito – Ecuador. Estas expediciones estuvieron seguidas por el afán “civilizadora” de muchas misiones evangelizadores católicas, entre las misiones más resaltantes fueron “los franciscanos y Jesuitas”, los primeros abarcaron todo el eje de los ríos Huallaga y Ucayali, mientras el segundo abarcaron los ríos Napo, Marañón y Amazonas. Después de todo ese periodo del colonialismo, principalmente español, surgió el llamado “boom del caucho” siendo por los años de 1880 hasta llegar a su fin por los años de 1914 cuando los colonos ingleses llevaron semillas del caucho (Hevea brasiliensis) a sus colonias en Malasia y Singapur. Dejando fastuosos edificios de estilo europeo, que ornamentan las calles del centro de la ciudad de Iquitos, Un “boom” que trajo apogeo y “desarrollo” a la ciudad, acosta de genocidio de miles de indígenas.

La perla del Amazonas, una ciudad, una metrópolis Llamada Iquitos, llena de bulla por esos vehículos, que chillan como chicharras, una combinación de una motocicleta y un triciclo, que fastidia a más de un ecologista e impone su violencia en los conductores de este satánico vehículo, que más de un pasajero disfruta de la frescura de su adrenalina. Ni que hablar de la diversidad biológica, que hace de su culinaria una delicia incomparable, una mixtura de olores y sabores agradables. Las chiquillas siempre sonrientes, que la gracia y esbelta figura fémina del fruto del aguaje (Mauritia flexuosa) proviene. Una ciudad con identidad y un pasado que se deja deslumbrar en el lenguaje y la cultura popular, influenciados por muchas culturas aborígenes que aún perviven en sus alrededores. Identidad que se muestra en su nombre “Iquitos” que proviene de un vocablo de la lengua Iquito que significa “Nombre de multitud alejada o separada de las Aguas”, pueblo que fue aglomerada en reducciones de misioneros jesuitas. Una ciudad sin comprobante o acta de fundación, que tras muchos debates de intelectuales, se fijó como fecha oficial de fundación el 5 de enero de 1864. Fecha que se considera a Iquitos como puerto fluvial sobre el Amazonas, llegando las primeras embarcaciones navales como el “Morona”, “Napo” y “Putumayo”, siendo en ese entonces el presidente de la república el Mariscal Ramón Castilla y Marquesado”, Él mismo quien abolió la esclavitud en el Perú el 3 de diciembre de 1854. Una metrópolis que más de un europeo, especialmente ingleses y franceses se siente como pasear por las grandes urbes de Londres o París, casonas construidas con materiales elegantísimas traídas desde las Europas y pensar que para construir el Ex -Hotel Palace se utilizó más de 40 mil libras de oro inglesa, sí, una construcción que consta de tres plantas que han sido cuidadosamente decoradas con balcones y rejas de fierro procedentes de Hamburgo, mármoles de Carrara, mosaicos sevillanos y arabescos; terminada en ser construida en 1912, ni hablar de la casa de fierro, la casa de hierro, Iron`s house, la casa Eiffel como así es conocido internacionalmente, y queda claro que esta construcción fue terminada en la empresa del ingeniero francés Gustave Eiffel, sí, el mismo que construyo la famosa torre de parís, además de ser la primera casa pre-fabricada de américa latina, que fue además adquirida por el cauchero Julius H.Toots, desarmada y trasladada íntegramente hacia el Perú en 1889 para su edificación, primero fue pensado ser trasladado en dirección del departamento de Madre de Dios, pero por motivos de geografía y dificultad de movilizarlo, lo tenemos en la ciudad de Iquitos. Toots la vende además al cauchero brasilero Baca Diez, la cual además es comprada por otro comerciante, Francisco Borges. Tras una serie de idas y vueltas comerciales, la casa es adquirida por el cauchero español Anselmo del Águila, quien finalmente la convierte en su mansión y le da el esplendor requerido. En Iquitos hay innumerables construcciones que muestran el apogeo de la época. Después de la gran recesión del “boom” cauchero, Iquitos se volvió a sumergir en el olvido, no hasta los años 70 cuando se descubre petróleo en las entrañas de su selva, volviendo nuevamente a su apogeo, y resurgimiento económico, además de haber grandes movimientos de masas de foráneos que vienen a apreciar y disfrutar de su arquitectura, biodiversidad y cultura.

La historia nos muestra la avaricia de nuestros antecesores “conquistadores”, como también el intento de educar a los “salvajes” indígenas, quizá errónea manera de los evangelizadores. Que el desarrollo anhelado no puede ser ajeno a la tolerancia entre seres animados y no animados, respetando sus culturas ancestrales, hay mucho que aprender, tenemos historia para rato y monumentos que necesitan ser preservadas y cuidadas, mediante decisiones políticas y concientización de la población. Debemos escuchar también el consejos de nuestros sabios ancianos, que todavía sueñan, y están en espera de juventud interesada en preservar la cultura nativa, sin importar el calor de la selva tropical, que luchen para que este apogeo del crecimiento económica como fue la del caucho, y ahora el petróleo, la maderero, el turismo, etc. Esté Con una manera de ver más holística, llena de inclusión social y de responsabilidad entre naturaleza y los demás seres. Quizá en los niños, los jóvenes y los adultos en unidad esté la fuerza para obtener el desarrollo anhelado, No nos dejemos sorprender por aires que quieren solo imponer una mentalidad esclava de intolerancia, hagamos de Iquitos una verdadera metrópolis, que no sea solo considerada turística, si no, vista como un lugar donde se intente convivir en paz, y el mundo se pregunte ¿Cómo es que lo hacemos?

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